miércoles, 25 de enero de 2012

INJUSTA JUSTICIA

Al dueño de Megaupload, Kim Schmitz, podrían caerle hasta 50 años de cárcel por facilitarnos que, por ejemplo, nos pongamos al día con nuestras series favoritas. Mientras, al asesino material de la joven Marta del Castillo, Miguel Carcaño, solo lo han condenado a 20 años prisión. Dos décadas que pasará bajo un techo que lo cobija del resto de la sociedad, de miradas tan asesinas como sus acciones. Dos décadas con comida caliente todos los días, con un lecho sobre el que dormir cada noche. Si es que puede. Quizás alguien me tache de inhumana, pero yo cambiaría esa rutina penitenciaria por 24 horas diarias de tortura despiadada hasta que dijese de una vez dónde está el cuerpo sin vida de Marta.


Matar sale barato. Tal y como están las cosas, uno no puede más que rezar cada noche para que nunca llegue a verse envuelto en un caso semejante al de la joven sevillana. Cuando le hacen tanto daño a un ser querido y le quitan la vida, no hay pena para el culpable que te lo vaya a devolver. Si bien, tienen que ser duro que el culpable de esa muerte se ría en tu cara, contradiciéndose continuamente sobre la ubicación del cadáver de la chica, y que la justicia no haga nada para impedírselo, sino que le ría las gracias y encima absuelva a otros presuntos encubridores o coautores del delito.


Y mientras cosas así ocurren, parece que hay delitos que son más graves que acabar con la vida de una persona. Vale que la propiedad intelectual es necesaria, pero a mí no me parece tan grave que desde nuestro ordenador nos bajemos música, películas o series para uso particular. Vale, igual deberíamos consumir los productos originales, pero los precios no ayudan. Desde la llegada del euro, hace ya diez años, una entrada de cine cuesta más del doble.


Al igual que otras muchas personas, no puedo gastarme casi 8 euros cada vez que quiera ver una película de estreno. Y la verdad es que no suelo bajarme películas de las que están en cartelera porque me gusta verlas con calidad de imagen y sonido, suelo esperar a que estén en DVD y las alquilo. Sin embargo, no tengo reparos en bajarme un capítulo de una serie que me perdí. Eso no creo que perjudique a las televisiones, es más, las beneficia. Cuando sigo una serie, me gusta seguirla de principio a fin. Me da mucho coraje perderme algún capítulo, así que lo grabo o luego me lo descargo. Si no pudiera bajármelos de internet, seguramente dejaría de ver la serie.

Pues bien, gracias a una compleja operación internacional del FBI el dueño de Megaupload y sus socios están entre rejas y nosotros nos hemos quedado con series a medio ver. Ahora se rumorea que el FBI quiere cerrar Youtube, o al menos eliminar todos aquellos contenidos que puedan estar sujetos a los derechos de autor. ¡Con la de delitos mucho más importantes que hay para perseguir! A mi juicio, un golpe más a una nueva forma de cultura. Adiós a las versiones que músicos anónimos hacen de temas conocidos y que a veces superan al original. A lo mejor es eso lo que les molesta. Por ejemplo, aquí en España, Ramoncín ha sido un gran defensor de la lucha contra la piratería, cuando nisiquiera soy capaz de recordar una canción suya. ¿Lucha por la propiedad intelectual o envidia de que otros lo hagan mejor que tú y encima de gratis, sin preocuparles tanto cobrar por hacer algo que les apasiona?

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