sábado, 26 de noviembre de 2011

¿POCAS O MUCHAS LUCES?

Pués qué os queréis que os diga, a mí me encanta que adornen las calles por Navidad. En Málaga, como me imagino que ha pasado en otras ciudades españolas, se ha abierto un año más el debate sobre la necesidad o no de los ardornos en época de crisis. Muchos sostienen que el dinero invertido en embellecer farolas, árboles y plazas durante las fiestas podría dedicarse a otras cosas más necesarias. Yo opino que, al menos, el alumbrado navideño lo disfrutramos todos (o al menos aquellos que saben disfrutar y no los que viven amargados), mientras que los sueldazos de los políticos solo los disfrutan ellos. Ahí es dónde habría que recortar.



Quizás nadie se ha parado a pensar que mientras en la mesa del más común de los mortales este año no habrá sitio para el jamón o el marisco, algunos comerán lo mejor de lo mejor el día de Nochebuena. Y todo el año, porque los sueldazos, las dietas, los viajes y los coches oficiales son parte de la rutina de la clase política. A menor o mayor escala, desde la municipal hasta la estatal. Esos son privilegios de los que disfrutan porque sí, hagan o no hagan bien su trabajo, ya que tienen una legislatura de sueldo fijo cada mes, como mínimo, porque hay veces en las que ganan el premio de Nescafé: un sueldazo para toda la vida.


Y mientras el resto si no llegamos a nuestra hora al trabajo, si no cumplimos con lo que nos mandan o si robamos dinero de la empresa nos vamos a la calle tan pronto como canta un gallo. Pienso que se debería controlar más la eficacia de los políticos y más en una situación como la que atraviesa el país, decirles: "Si este mes no creáis X puestos de trabajos, no cobráis". No me valdría la excusa de: "Es que no hay dinero". Porque el dinero podría sacarse de sus sueldazos, sus diestas, sus viajes, sus coches oficiales y sus pagas extra de Navidad que, por cierto, deben ser bastante sustanciosas y en lugar de ponerlas sobre la mesa, se cuestiona la necesidad de los adornos navideños.


Pues yo pienso que las luces son necesarias, más aún ahora, porque ilusionan. Y la ilusión es algo que hoy día se cotiza tan alto como el oro. ¿Quién no ha mirado alguna vez toda la perspectiva de la calle Larios y ha dicho: "OOOOhh, ¡qué bonito!". Quién conteste de forma negativa, una de dos: o miente o no sabe ser feliz. También hay que tener en cuenta que el alumbrado incita al consumo y supone un aliento para los comerciantes. Vale que podrían haber hecho el apaño y volver a colocar los adornos del año pasado, pero si el Ayuntamiento ha renovado las de calle Larios es porque se lo puede permitir. Tal vez sea un regalo sorpresa para todos los ciudadanos a cambio de todas las tonterías que a veces estamos obligados a soportar a los políticos durante el año.


Dentro de media hora (sábado 26 de noviembre, a las 18.00 horas, antes que ningún otro año), las luces de Navidad iluminarán a Málaga y harán felices a todos los malagueños, residentes y turistas. ¿A todos? Sí, a todos. A los que les gustan, porque sí. A los que prostestan, porque quizás estar de malhumor y odiar la Navidad es su forma de ser felices. Por cierto, en este último grupo también habría que meter a la oposición en el Ayuntamiento de Málaga, que también se ha mostrado en contra del gasto en alumbrado. A ver si lo todo lo que les pasa es que están envidiosos porque no tienen un sueldazo tan alto como el de los que gobiernan el Consistorio.


PD: El Ayuntamiento de Málaga se ha gastado este año en alumbrado navideños 840.000 euros, 100.000 menos que el año pasado. Con esto se demuestra que cuando realmente quieren ahorrar lo consiguen. Esos 100.000 euros deberían destinarlo a la creación de empleo o a ayudar a familias sin recursos.


Noticias relacionadas en: Diario Sur y La Opinión de Málaga.


La opinión de los malagueños sobre el alumbrado en Surtv.es